Especial Atún


Almadraba: ¿Qué es? Origen y significado


Barbate, Cádiz La almadraba es un arte de pesca tradicional con más de tres milenios de historia. Utilizado desde época prerromana, consiste en capturar, mediante un complejo circuito de redes, los atunes rojos que se dirigen al estrecho de Gibraltar para desovar en el cálido mar Mediterráneo. Hay que reseñar que muchos de los túnidos vienen desde el mismísimo mar Caribe, tras realizar una larga travesía por el Atlántico. Justo es en ese momento cuando se permite la captura de este bello animal, bajo estricto y riguroso control.

La palabra “almadraba”, como casi todas las palabras que empiezan por el prefijo “al”, tiene origen árabe. Su significado literal viene a ser “lugar donde se lucha“. Como leeréis a continuación, el significado de la palabra almadraba es más que acertado. Es más, me atrevería a comentar que los pobladores musulmanes de Al-Andalus “la clavaron” con esta palabra. Como con muchas otras que utilizamos actualmente en la lengua castellana. Al califa lo que es del califa.

La “Levantá” en la almadraba de Barbate


Levantá Una vez los atunes han sido capturados mediante la técnica de la almadraba, permanecen nadando entre el sistema de redes, como si estuvieran en piscinas o tanques gigantes. Privados de libertad, eso sí. En plena temporada del atún de almadraba, durante muchos días de los meses de Abril y Mayo, se produce uno de los momentos más emblemáticos del ciclo de producción del atún: Se trata de “la levantá“, el momento exacto en el que se produce la captura del túnido de entre las frías aguas atlánticas.


Arriá, arriá“, el grito de guerra para tirar de las redes


Con el escenario minuciosamente preparado durante más de una hora, la suerte está echada. Dos valientes buceadores dan el aviso. Los atunes ya están dentro del “copo”. Al grito de “arriá, arriá“, los marineros a bordo de los barcos, de forma sincronizada y siguiendo las órdenes de un encargado por barco, van levantando la red de forma manual.


Cuando el agua “rompe a hervir”


Desde la cómoda cubierta de tu barco, poco a poco, percibes cómo el barco que tenías enfrente se va acercando. Es un juego síncrono en el que hay que levantar las redes y acercar el barco. Como decía Chambao, poquito a poco. El rectángulo se va convirtiendo en una inexacta elipse que cada vez otorga menos espacio de nado a los atunes.

Todos y cada uno de los marineros del barco saben que pronto empezarán a asomar decenas de revoltosas aletas entre las frías aguas del Atlántico.
Un primer chasquido de agua avisa de que ha llegado el momento Surgen olas. Y aletas entre la espuma blanca del romper del agua. Se entreven siluetas de túnidos que surcan el agua en busca de algún punto de fuga. Cada vez tienen menos agua para nadar. Cada vez se muestran más enrabietados a la vez que extasiados.

“Arriá, arriá“. El recinto pesquero se estrecha todavía más. La actividad se vuelve frenética. Estamos presenciando ese momento en el que el agua “rompe a hervir” en la almadraba. Esto ya no hay quien lo pare. Recuerdas las escenas de la película de Tiburón, ¿verdad? Pues eso, pero multiplicado por cientos de peces que rondan los 200 kilos.

Nuestro atún de almadraba